En la publicidad el tópico o lugar común no solo sirve para argumentar sino para crear el texto, es decir, funciona como un instrumento de construcción que guía la interpretación del texto, como se comprueba mediante el análisis de la interpretación de un anuncio de whisky en prensa, en un marco teórico de relevancia modificada en el sentido de que el emisor obliga al receptor a llevar a cabo una determinada interpretación.