El criterio para decidir sobre la unidad o pluralidad de lenguas en el centro peninsular durante la Edad Media ha de ser lingüístico, y no literario o político. La lengua en que se comunican hoy la mayor parte de los españoles no se originó solamente al norte de Burgos, sino también en la Rioja. León y Aragón. Esta lengua ha de llamarse española desde sus orígenes, porque ya entonces se hablaba en la mayor parte de España.